Por Instituto Superior Huellas Misioneras Ética y Responsabilidad en el Acompañamiento Terapéutico
Este blog explora la ética y responsabilidad en el acompañamiento terapéutico en Argentina, en el marco de la Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657. Se analizan los principios éticos fundamentales, el rol del acompañante terapéutico, y los desafíos en la práctica, enfatizando el respeto por los derechos y la dignidad del paciente.
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Introducción El Acompañamiento Terapéutico
El acompañamiento terapéutico en Argentina ha ganado importancia en salud mental, especialmente tras la Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657, que prioriza los derechos humanos, la inclusión social y la autonomía del paciente. El acompañante terapéutico (AT) no solo apoya al paciente en su vida diaria, sino que también se asegura de que se respeten los principios éticos, los cuales son fundamentales en su labor.
Su rol
El rol del técnico en acompañamiento terapéutico es, sin duda, complejo y demandante. No se trata únicamente de una asistencia técnica, sino de una relación humana en la que se involucra la integridad del paciente, sus derechos y su bienestar. En este contexto, la ética cobra una clave de protagonismo, ya que no solo protege los derechos del paciente, sino que también establece un marco para que el acompañante actúe de manera responsable y profesional.
Principios Éticos Fundamentales
El trabajo del acompañante terapéutico está profundamente enraizado en un conjunto de principios éticos que aseguran que cada acción tomada esté orientada a proteger al paciente, promover su bienestar y respetar su autonomía. Estos principios son universales, pero adquieren una especial relevancia en el contexto de la salud mental, donde las decisiones deben ser tomadas de manera cuidadosa y respetuosa. Los cinco principios claves que rigen este trabajo son la confidencialidad, la autonomía, la beneficencia, la no maleficencia y la justicia.
Confidencialidad
La confidencialidad es uno de los pilares éticos más importantes en la relación entre el acompañante terapéutico y el paciente. Este principio establece que toda la información compartida por el paciente durante las sesiones o en el contexto de su tratamiento debe ser mantenida en estricto secreto, salvo en situaciones donde exista un riesgo inminente para el paciente o para terceros. El acompañante terapéutico debe ganarse la confianza del paciente, y para ello, la confidencialidad es indispensable. La relación terapéutica se basa en la seguridad que siente el paciente al saber que puede expresar sus pensamientos, sentimientos y experiencias sin temor a que estos sean divulgados.
Por ejemplo, si un paciente comparte una situación de violencia intrafamiliar, el acompañante debe manejar esta información con suma cautela, informando solo al equipo interdisciplinario si considera que la seguridad del paciente está en peligro.
“La confianza es el vínculo que nos permite guiar al otro en su camino de recuperación” – Carl Rogers
Autonomía
El principio de autonomía se refiere al respeto por el derecho del paciente a tomar decisiones informadas sobre su vida y su tratamiento. En el acompañamiento terapéutico, este principio es especialmente importante porque el paciente debe sentir que tiene el control sobre su proceso de recuperación. El acompañante no debe imponer su criterio, sino más bien apoyar al paciente para que pueda tomar decisiones que reflejen sus propios deseos y necesidades.
Práctica
En la práctica, esto puede ser difícil cuando las decisiones del paciente parecen ir en contra de lo que el equipo médico considera más adecuado. Sin embargo, el acompañante terapéutico debe actuar siempre desde el respeto por la autonomía, fomentando una toma de decisiones informada y libre.
“La autonomía es la capacidad de dirigir nuestra propia vida según nuestras decisiones y valores” – John Stuart Mill
Justicia
El principio de justicia exige que todos los pacientes sean tratados de manera equitativa, sin discriminación por motivos de género, raza, situación económica u otras características. El acompañante terapéutico debe asegurarse de que el paciente reciba el mismo nivel de atención y respeto, independientemente de sus circunstancias personales. Este principio es especialmente importante en un contexto como el argentino, donde las desigualdades sociales pueden afectar el acceso a los servicios de salud mental. El acompañante terapéutico tiene la responsabilidad de abogar por el paciente y garantizar que reciba un tratamiento justo y adecuado.
“La justicia no consiste en tratar a todos por igual, sino en darle a cada quien lo que necesita” – Aristóteles
Beneficencia
La beneficencia es el principio que obliga al acompañante terapéutico a actuar siempre en el mejor interés del paciente, promoviendo su bienestar y facilitando su recuperación. Este principio implica no solo evitar daños, sino también tomar decisiones y acciones que beneficien al paciente y mejoren su calidad de vida. La beneficencia va más allá de lo puramente clínico. El acompañante también terapéutico debe velar por el bienestar emocional, social y psicológico del paciente. En muchos casos, esto significa ayudar al paciente a reintegrarse en su comunidad, fomentar su participación en actividades sociales o educativas y apoyarlo en su proceso de recuperación integral.
No maleficencia
El principio de no maleficencia es la obligación ética de no causar daño. Esto incluye no solo evitar el daño físico, sino también el emocional y el psicológico. En la práctica, este principio se traduce en la necesidad de evaluar cuidadosamente cada intervención y asegurarse de que no tenga consecuencias negativas para el paciente.
Ejemplo práctico: En el caso de un paciente con trastorno bipolar, el acompañante terapéutico debe ser muy cauteloso durante un episodio de manía. En lugar de confrontar directamente al paciente, lo que podría aumentar su agitación, el acompañante debe actuar con calma y buscar soluciones junto con el equipo interdisciplinario para evitar que el paciente se ponga en peligro.
El Rol del Acompañante Terapéutico dentro del Equipo Interdisciplinario
El acompañante terapéutico no trabaja solo. Forma parte de un equipo interdisciplinario que incluye médicos, psicólogos, trabajadores sociales y otros profesionales. Este equipo trabaja en conjunto para diseñar y ajustar el plan de tratamiento del paciente, y el acompañante terapéutico juega un papel crucial en la implementación de ese plan. El acompañante terapéutico está en contacto directo y constante con el paciente, lo que le permite observar de cerca su progreso e informar cualquier cambio relevante al equipo interdisciplinario. La comunicación efectiva entre todos los miembros del equipo es esencial para garantizar que las intervenciones sean coherentes y estén alineadas con el bienestar del paciente.
“El trabajo en equipo divide las tareas y multiplica los éxitos” – Anónimo
Desafíos Éticos en la Práctica del Acompañamiento Terapéutico
Discriminación en el tratamiento: El acompañante puede enfrentar situaciones donde el paciente no recibe un trato adecuado debido a prejuicios por su etnia, género o condición socioeconómica. En estos casos, el acompañante terapéutico tiene la responsabilidad ética de abogar por el paciente, garantizando que se respetan sus derechos y que recibe el tratamiento que necesita.
Ejemplo práctico: Un paciente de una comunidad originaria percibe que su equipo de salud no toma en cuenta sus prácticas culturales al diseñar su tratamiento. El acompañante terapéutico puede intervenir para asegurarse de que las decisiones del equipo respetan la identidad y las necesidades culturales del paciente, garantizando un trato justo y equitativo.
“La ética no es otra cosa que la reverencia por la vida” – Albert Schweitzer
La Importancia de la Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657
La Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657, vigente en Argentina, proporciona un marco legal que asegura los derechos humanos de las personas con trastornos mentales y promueve su atención integral, comunitaria e inclusiva. Esta ley tiene un impacto directo en el trabajo del acompañante terapéutico, quien debe basar su práctica en los principios de esta normativa.
Uno de los puntos más relevantes de la ley es la prohibición de la institucionalización innecesaria. Esto significa que los pacientes deben ser tratados en su comunidad, evitando el aislamiento en instituciones cerradas al menos que sea estrictamente necesario. Aquí, el acompañante terapéutico juega un papel central al ayudar al paciente en su entorno cotidiano, promoviendo su inclusión y evitando su exclusión social.
La ley también garantiza el derecho a la participación del paciente en su tratamiento, reconociendo que los pacientes deben tener voz en las decisiones que afectan su vida. El acompañante terapéutico, por tanto, debe asegurarse de que este derecho sea respetado, facilitando la comunicación entre el paciente y el equipo interdisciplinario.
Impacto de una Práctica Ética en la Salud Integral del Paciente
La correcta aplicación de los principios éticos no solo protege al paciente, sino que mejora su salud integral, entendida como el equilibrio entre el bienestar físico, mental, emocional y social. El respeto por la dignidad del paciente, su autonomía y la promoción de su bienestar emocional contribuyen de manera significativa a una recuperación más efectiva ya una mejor calidad de vida.
El impacto de una práctica ética va más allá de la relación individual entre el acompañante y el paciente. Una práctica ética adecuada también refuerza la confianza del paciente en el sistema de salud, fomenta una mayor adherencia al tratamiento y mejora las relaciones con el equipo interdisciplinario. Todo esto resulta en un proceso terapéutico más coherente y enfocado en el respeto por los derechos y las necesidades del paciente.
“La ética es la base sobre la que se construye la confianza, y la confianza es el fundamento de toda relación terapéutica” – Carl Rogers
Ejemplos Prácticos de Dilemas Éticos
Ejemplo 1: Un paciente confía al acompañante terapéutico que está pensando en abandonar su medicación por los efectos secundarios que le provoca. Aunque esta información es confidencial, el acompañante tiene la responsabilidad de compartirla con el equipo médico, ya que la decisión de abandonar el tratamiento podría poner en riesgo la salud del paciente. El manejo ético de la situación implica comunicar dicha información de manera respetuosa y buscar la solución más adecuada para el bienestar del paciente, siempre con su consentimiento informado.
Ejemplo 2: Un paciente con esquizofrenia decide que no quiere seguir con su medicación. Aunque el acompañante terapéutico puede estar preocupado por esta decisión, no debe actuar de manera paternalista. En lugar de imponer una postura, su rol es acompañar al paciente en su proceso de toma de decisiones, dialogar sobre los riesgos y las consecuencias, y respetar la decisión del paciente en la medida en que esta no ponga en peligro su seguridad.
El Acompañante Terapéutico como Defensor de la Justicia y la Equidad
En un contexto como el argentino, donde las desigualdades económicas pueden influir en el acceso a la atención médica, el acompañante terapéutico se convierte en un defensor crucial de la justicia y la equidad. Esto puede implicar enfrentar situaciones de discriminación o prejuicio dentro del sistema de salud, y asegurarse de que el paciente reciba un trato justo, sin importar su condición socioeconómica o cualquier otra característica.
Ejemplo: Un paciente de un barrio cuidado podría no tener acceso a ciertos tratamientos o servicios de salud mental debido a limitaciones económicas. El acompañante terapéutico puede abogar para que el paciente reciba el tratamiento adecuado, buscando recursos comunitarios o alternativas accesibles.
Conclusión
El acompañamiento terapéutico es una profesión que va más allá del apoyo técnico, con un fuerte enfoque ético basado en el respeto a los derechos del paciente, su bienestar y la justicia social. Los principios de confidencialidad, autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia guían cada intervención, asegurando el respeto por la dignidad y calidad de vida del paciente. En Argentina, bajo la Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657, el acompañante terapéutico tiene la responsabilidad de garantizar un trato inclusivo y respetuoso, trabajando en equipo y promoviendo la reintegración social. Como reflexionaba Albert Schweitzer, la ética es una reverencia por la vida, y al practicar estos principios, el acompañante contribuye a la dignidad e inclusión social del paciente.
“La grandeza de una profesión radica en su compromiso con el bienestar del ser humano” – Albert Schweitzer
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